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viernes, 3 de septiembre de 2010

La pesca en pareja

 No se sabe con exactitud el origen de la pesca llamada de parejas,  en que dos embarcaciones pareadas y a la vela, arrastran en popa una red de copo. Esta red estaba construida con esparto y cáñamo y necesitaba teñirse semanalmente debido al deterioro sufrido y a la mala calidad de los materiales utilizados. La red se sumergía en una caldera de agua hirviendo a la que se le habían añadido previamente, trozos de corteza de pino.
En el siglo XIII se usaba en la Albufera de Valencia un arte de pesca llamado del Gánguil arrastrado por dos embarcaciones y, posiblemente se extendió su uso con posterioridad, al mar usando barcos más grandes.
A lo largo del siglo XVIII y XIX los pescadores de parejas sufrieron grandes restricciones y padecieron penalidades sin cuento. En agosto de 1723 se vedó la pesca de arrastre, bajo pena de 100 libras. Al faltar el pescado en las mesas reales se autorizaron algunas parejas en el Grao de Valencia en 1738.
Por Real Orden del 5 de enero de 1777 se limitó la pesca de arrastre desde el 20 de octubre de cada año a Pascua de Resurrección. Se extendió después a la Pascua de Pentecostes; otra Real Orden de 1800 la fija desde el 1º de octubre y, últimamente en 1804 se estableció desde 1º de septiembre hasta fin de mayo. No pudiendo trabajar los pescadores en este arte, fuera de estas fechas.
Durante el siglo XIX y como ocurriera en la centuria anterior, los métodos de arrastre se vieron envueltos en una viva polémica mantenida entre sus detractores y defensores. Quienes practican la pesca del Bou destacan su carácter inofensivo y la mayor productividad de la pesca de arrastre.
Entre mediados del siglo XVIII y mediados del XIX llegaron al Ministerio de Marina dieciocho expedientes a favor y treinta en contra. En ocasiones las autoridades optaban por prohibir el Bou, en otras proclamaban la libertad de pesca o fijaban vedas, revisándolas constantemente. A veces porque surgían graves problemas de abastecimiento en los mercados y, muy especialmente, cuando razones de orden público aconsejaban satisfacer las demandas populares.
En julio de 1818 una Real Orden expresa "Que instruido su Magestad de todos los expedientes que se han podido reunir sobre la materia y, enterado muy detenidamente de cuanto le ha espuesto el supremo consejo de almirantazgo en consulta de 4 de septiembre último, se ha servido de conformidad resolver; quede prohibido por punto general el ejercicio de la pesca del Bou, Gánguil y otras semejantes".
En 1865 se aprobó un Reglamento al que las asociaciones de pescadores calificaron de "norma prohibitiva  hasta la exageración". Su articulado trataba de regular el periodo y los límites para pescar. No se podía faenar a menos de 12 millas de la costa y debía cesar toda actividad en los meses de Junio, Julio, Agosto y Septiembre u Octubre, según las regiones.
En estas prohibiciones impuestas a lo largo de más de 200 años, tuvo mucho que ver los intereses de los importadores de bacalao del gran banco de Terranova. La abundancia de pescado fresco que las parejas producían, minoraba el consumo de bacalao. Durante las vedas de 1818-19 se triplicó la importación de bacalao de Inglaterra, genero de primera necesidad para la provisión de víveres de los buques de la armada española.
Las almadrabas de España concedidas exclusivamente a la grandeza también presionaron para que se prohibiese la pesca del Bou al entrar en competencia en las provincias del interior con la salazón del congrio y el lenguado.
En 1867 las almadrabas caladas en el litoral valenciano proporcionaron más de 500 toneladas de pescado, cantidad que representaba aproximadamente la mitad de las capturas del momento.
A principios del siglo XIX, existían varias clases de embarcaciones dedicadas a la pesca en pareja. Las de 15 a 25 toneladas que con un total de 20 hombres y 2 muchachos de 10 a 15 años a bordo pescaban durante semanas sin tocar tierra Enviaban a tierra el pescado diariamente y recibían las provisiones por medio de otra barca de menor porte (4 a 6 toneladas).Habían otras parejas más pequeñas con un desplazamiento de 6 a 12 toneladas que salían a pescar diariamente.
Las parejas de Calpe eran de las pequeñas y durante las vedas, algunas se dedicaban al transporte de hortalizas con las Baleares. Otras aprovechaban para sacarlas en la playa del Bol y repararlas.
En la primera década del siglo XX, las aproximadamente veinte parejas de nuestra Villa dejaron de trabajar en esta forma.

Andrés Ortolá Tomás

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