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viernes, 3 de septiembre de 2010

Los Baños de la Reina de Calpe

El yacimiento arqueológico de los Baños de la Reina es conocido desde muy  antiguo. Fue Gaspar de Escolano el que en sus Décadas de 1610 nombra por vez primera este lugar y ya lo denomina como Baños de la Reina. Lo curioso es que existen y con el mismo nombre  instalaciones parecidas en Campello y Javea, aunque en ambos  casos se encuentran muy deterioradas por el oleaje. A lo largo de toda la costa Mediterránea y parte de la Atlántica existían así mismo gran cantidad de ellas.
Escolano nos dice "que había allí aposentos labrados en la peña viva, y taraceados los suelos de piedrezuelas de varios y diferentes colores de obra mosayca y hechura de dados, que por ser de labor tan vistosa se enviaron á la Magestad del Rey Felipe II para un jardín que mandaba hacer."     


Ya fue el botánico Antonio Josef Cavanilles que había recibido del rey Carlos IV el catalogar todos los vegetales  de España, el que en su  segunda excursión del año 1792 ( 9 de Abril a 2 de Junio)  llega a Benisa en la noche del 15 de Mayo proveniente de Pego. En Benisa se alojó en casa de Josef Feliu, allí conoció a otros prohombres de la localidad con grandes intereses en la vecina población de Calpe, como Pedro Yvars, Juan Antonio Feliu y Josef Torres Eximeno. El día 16 bajó a Calpe y se acercó al Peñón de Ifach y e aquí lo que nos cuenta;” Caminando hacia Calp, y casi á la mitad de la distancia entre el peñón y esta villa hallé los pavimentos de varias piezas que existieron en algún tiempo, y que la pura casualidad me hizo descubrir. Examinaba la costa para observar las plantas que allí crecen , y habiendo llegado á una loma caliza cubierta de arenas sueltas vi entre otras plantas la frankenia lisa de Linneo, y junto á ella una piedrecita cúbica de mármol blanco de tres á quatro líneas: á dos pasos percibí otras piedrecitas de la misma figura y materia mezcladas con algunas negras; y á medida que subia la cuesta, que es de quatro á cinco varas, observaba aumentarse el número de tales cubitos. Su multitud y el ser semejantes á los que los Romanos empleaban en pavimentos, me hizo pensar que en aquellas inmediaciones pudo haber existido algún edificio que el tiempo destruyo, y cuyos restos cubrieron después las arenas. Con esta idea empecé á quitar la arena del sitio donde vi mayor cantidad de cubos, y muy en breve hallé algunas pulgadas de pavimento”.
 Cavanilles comunicó a sus amigos el descubrimiento y esa misma noche decidieron excavar las ruinas con peonaje proporcionado por los señores Feliu, Yvars y Torres. La tarde del 17 bajaron todos ellos a la casa de campo de Feliu (la Casanova) para iniciar al día siguiente al amanecer las excavaciones en los Baños.
“Fuimos tan dichosos, que en solos dos dias de trabajo logramos descubrir seis piezas contiguas, quatro de ellas con pavimento mosayco de varios dibuxos, y dos de argamasa muy unida. Los vientos habían acumulado sobre ellas multitud de arena, en partes de cinco pies de profundidad, y en otras de dos solamente, donde crecian gruesas matas de la paserina hirsuta , llamada allí palmerina , cuyas raices llegaban hasta el pavimento: apenas quedaban sobre este rastros de las paredes que sirvieron para separar las habitaciones, y solo se conocía haber sido de un pie de espesor compuestas de argamasa, bien que las maestras algo mas gruesas, y á veces con sillares de mármol negro. El terreno excavado forma un espacio de 70 palmos valencianos de norte á sur, y 54 de oriente á poniente , como se ve en la estampa adjunta, que es el plano de la excavación. A un lado de la estampa he dibuxado del tamaño natural un pedacito del pavimento, y al separado uno de los cubos de que está compuesto”.


En las prospecciones realizadas  por el botánico Cavanilles los días 18 y 19 de mayo de 1792, salieron a la luz restos de mosaicos pertenecientes a una suntuosa villa romana. En sólo dos días y con la ayuda del peonaje hizo un magnifico trabajo, dibujando y explicando detalladamente, su descubrimiento  que fue publicado en la Gaceta de Madrid el 26 de junio de 1792.
El abad Cavanilles hace una larga exposición de los restos arqueológicos de los Baños de la Reina, aunque confunde las pilas excavadas en la "tosca" con lugar para baños, cuando en realidad es que formaban parte como balsas de conservación del pescado vivo hasta su posterior tratamiento en  la factoría de salazón de época romana.
El siguiente hallazgo importante en  los Baños sucedió 173 años después de que Cavanilles catalogara la zona. El martes 31 de Agosto  de 1965 dos niños que vivían muy cerca de allí habían observado a un ciudadano francés que buscaba piedrecillas por la arena. Los niños José Tomás Soler y Amparín Sivera,  jugando frente al muro del chalet La Torre encontraron un magnífico mosaico que  fue trasladado al Museo de la Diputación Provincial de Alicante y que hoy en día se encuentra expuesto en el mismo.



La factoría de los Baños de la Reina fue una de las más importantes del Mediterráneo en la fabricación de la salazón de pescado. Estas instalaciones necesitaban para su buen funcionamiento, de abundancia de atunes, de agua dulce para lavar el pescado y unas salinas.
Ignoramos si las instalaciones de salazón de los Baños de la Reina utilizaban una almadraba para surtir de pescado a la factoría calpina. Ya que no es hasta1589 en que se coloca una en Calpe en las proximidades de los Baños. Se puso tarde y mal, por ser el “arraez” ( patrón) nuevo en esta costa. Después se puso otra en la Fosa.
En las salazones romanas ninguna parte del pescado se desaprovechaba. La carne se salaba ,con las vísceras y carne se elaboraba el “garum”, la “muria” y el “allec” junto con otras variedades como el “liquamen”, el “cod” etc, que tenían propiedades medicinales además de alimenticias. Los componentes esqueléticos se trituraban y después de secar se convertían en harina de pescado que se utilizaba para alimento de los animales domésticos y como fertilizante.
El “garum” era la más famosa de las salsas. Su proceso de fabricación consistía en la inmersión de las vísceras e intestinos del pescado en una solución salina saturada y su posterior fermentación, favorecida por la acción de los rayos solares. Algunos testimonios escritos de la antigüedad llegados a nuestros días, manifestaban sólo un inconveniente al “garum”.Tenia un olor muy desagradable y por consiguiente se notaba enseguida al comedor del mismo.Los romanos tomaban el “garum” con carne, con queso, fruta, vino, pescado, hasta con miel.
De la amplitud e importancia  de este complejo nos la da el tamaño de algunas de sus pilas o balsas usadas en el proceso de la salazón. Las más grandes se encuentran al lado del paseo marítimo o debajo del mismo. La cueva que hay en la parte de abajo del paseo se comunica con un aljibe que está enterrado debajo del mismo paseo.
Todo este complejo industrial se encuentra delimitado desde la propia Av. de Europa, bajo la cual existen algunos restos, hasta debajo de los varios chalets existentes en la zona.
Es impresión del que suscribe, que debajo de la calle que va al molino existen parte de los mosaicos descubiertos por Cavanilles en mayo de 1792.En este caso tendríamos un complejo industrial con dos villas romanas muy lujosas. Una debajo de los chalets y la calle del molino y la otra anexa a la Av. de Europa.
Por otra parte, tenemos las instalaciones de alfarería que se encuentran en la montañeta y las importantísimas ruinas que existieron en su día donde hoy está la casa de L’Enchinent, que fueron excavadas en la década de 1960 por el eminente arqueólogo el padre Belda y que podrían pertenecer a un templo romano y que ahora con  los grandes movimientos de tierra del Plan Parcial que se está desarrollando en la zona podrían desaparecer para siempre.
Por nuestra parte, persiste la duda de si las salinas estaban en su actual emplazamiento o por el contrario, cerca de la antedicha casa de L’Enchinent.
Una industria de este tipo dispondría de un lugar de atraque en condiciones para embarcar todos los productos que elaboraba con destino a los más importantes puertos del Mediterráneo.
La factoría de los Baños de la Reina posiblemente fue abandonada a lo largo del siglo V y no sabemos el uso  que se le pudo dar en los años- incluso siglos- siguientes.
Las balsas excavadas en la piedra “tosca” y que Cavanilles confundió como lugar para baños, eran viveros para conservar el pescado vivo hasta utilizarlo. Se les alimentaba con higos.
Sólo nos queda el sugerir que se limpien las balsas de la arena y piedras y que podamos disfrutar de esa bella panorámica  única en muchos kilómetros a la redonda.
Andrés Ortolá Tomás

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